jueves, 23 de febrero de 2012

El Libro y su Soledad

-
  El libro juega un papel fundamental en la vida como sólido y permanente soporte de la educación (o del proceso de formación integral de la gente) y como ente clave en la reproducción, creación, recreación, ampliación y desarrollo de la cultura de los pueblos.
  Es decir el libro no sólo sirve como fuente del conocimiento sino como instrumento que vehiculiza y factibiliza la transmisión efectiva de las tradiciones, de las costumbres y de los valores, en fin, la transmisión viva, cierta y real de la misma cultura o del fondo cultural de una sociedad.
Usados de manera creativa los conocimientos que están en los libros sirven para transformar todo lo que existe. Está claro que los conocimientos deben utilizarse en la dirección de favorecer y potenciar el progreso de la humanidad.
  Expresión y hechura del lenguaje, el libro es un perenne puente de comunicación entre el pasado y el presente y a través del cual se expresa la continuidad y la ruptura en la vida de los pueblos y se proyecta, desde diferentes perspectivas, el porvenir de la humanidad.
El libro es un mercancía muy sui generis, cuyo contenido está dirigido al cerebro de la gente. En otras palabras, el contenido de un libro es el resultado concreto y simbólico de un trabajo plenamente intelectual, llamado a propulsar el intelecto o la inteligencia de la gente. Claro en la impresión de un libro se conjugan el trabajo intelectual y el trabajo manual.
Autor: Dr. Víctor Manuel Peña

  El desarrollo de un pueblo no puede darse si no se desarrolla la inteligencia de la gente, porque la ciencia y la tecnología, cuyo contenido se transmite a través del libro, no pueden tener cabida en aquellos cerebros iletrados e incultos. Pero para que se dé el desarrollo científico-tecnológico tiene que haber una base científico-tecnológica en la sociedad o cierta cultura científico-tecnológica en la sociedad. Ello supone la existencia de una población que razone y piense, es decir activa y pro-activa en términos educativos y culturales.
Primero tiene que existir el libro, cincuenta años después de morir el autor o si el autor estando vivo lo permite después de recuperar los costos de la investigación, de la exposición escrita y de la impresión del libro, entonces es que se puede publicar, total o parcialmente, dicho libro en la Internet.
¿Vamos a esperar todo ese tiempo hasta que un libro sea publicado, parcial o totalmente, en internet para que la gente se  inserte en un proceso de educación o de formación integral? Jamás. Si esperamos eso entonces ninguna sociedad podrá desarrollarse.
Pero por más desarrollo que logre la internet no habrá manera de que el libro desaparezca de la faz de la tierra. Una misma realidad, la del libro, se presenta hoy, producto de la revolución de la información y del conocimiento, bajo otra dimensión: lo virtual-real, que es como aparece el contenido del libro en internet. Pero esta dimensión no suplanta la dimensión tradicional: lo concreto-real, que es el libro físico en la realidad de todos los tiempos: ayer, hoy, mañana y siempre.

  En una sociedad organizada el canal natural por el que los libros llegan a los lectores está constituido por las librerías. También llegan a los lectores a través de las bibliotecas.
Ciertamente el desarrollo cultural y educativo de un país se mide por el grado de desarrollo de sus librerías y de sus bibliotecas.
  Para que una población se interese por comprar libros hay que desarrollar en ella, a través de las escuelas, el hábito o interés por la lectura, y que este hábito se desarrolle de manera estructural, siendo un elemento constitutivo de los genes culturales de la sociedad y de la población. Pero también hay que abatir de manera más eficaz y amplia el lacerante problema de la pobreza extrema y además que la gente pueda disponer de un mayor poder de compra, lo que supone aumentar el ingreso o PIB per cápita real.
Para que lo anterior se dé más ampliamente necesitamos construir una sociedad menos desigual y menos inequitativa, donde haya concomitantemente una mejor distribución de las oportunidades para que la gente crezca y se desarrolle social y culturalmente.
A la gente que no tiene resuelto el problema de la subsistencia no se le puede pedir que compre libros.
El hecho cierto es que las librerías dominicanas son víctimas del aislamiento y de la soledad que la sociedad le ha decretado, en su diario trajinar, al libro: situación que al hacerlas languidecer las coloca en la ruta forzada e indeseada de la extinción.
¿Pero esta terrible situación es consecuencia directa de que el libro físico ha sido sustituido por la lectura en internet?
  No. En sociedades como la brasileña, la mexicana, la argentina, la colombiana, la chilena, la venezolana, etc…, el uso de la internet, que está ene (n) veces más extendido y usado de manera mucho más profusa que en la República Dominicana, la lectura en la internet no ha sustituido la lectura del libro físico. Es decir el libro físico sigue comprándose y usándose de manera abundante, lo que da cuenta de la existencia de un mercado del libro robusto y gigante.
  Esos países que celebran, cada año, ferias del libro gigantescas, que son verdaderas ferias, la gente acude en masa a comprar libros, llevándose maletas enteras de libros.
Lo que pasa es que esas sociedades, a diferencia de la dominicana, tienen una realidad educativa, cultural y científica que da cuenta de que crearon la base en la sociedad para que la población, la gente, en otras palabras, se interese por la lectura. Este problema, que corresponde a la agenda de la premodernidad, esas sociedades lo resolvieron hace tiempo. Han creado los genes culturales que hacen que la gente sea proclive a la lectura, que haya un sempiterno interés por la lectura: hambre y sed insaciables de conocimientos.
El problema económico y social también está de por medio entre esas sociedades y la nuestra.
Otra cuestión es que en cada escuela pública y en cada colegio privado tiene que haber una biblioteca. Aparte de eso, en cada municipio tiene que haber una biblioteca pública.  Hay que sembrar el país de bibliotecas.
Cada escuela pública es construida con un espacio para una biblioteca. Sólo falta que el Ministerio de Educación llene de libros esos espacios para las bibliotecas. De la misma que el Ministerio de Educación no debe permitir, jamás, que un colegio privado funcione sin biblioteca. A los colegios privados hay que someterlos al imperio de la ley.
  Desde las entrañas mismas del proceso de formación integral de un niño, a partir de pre-primaria, hay que crear las bases para desarrollar una relación simbiótica, de permanente amistad, entre el niño y el libro. Y luego, en las etapas posteriores y supremas del proceso educativo,  hay que producir un estudiante que piense y razone de manera lógica, es decir que sepa hablar, escribir y leer correctamente: que tenga en el cerebro las claves y los códigos del razonamiento lógico.
Un estudiante así, formado, se puede lanzar a las redes, a veces inescrutables, de la internet sin correr el riesgo de deformarse. Ese estudiante está preparado para navegar solo en los mundos abiertos e inmensos de la internet.       Se puede establecer un símil con un hijo. ¿Cuándo usted como padre permite que su hijo incursione por los mundos de la vida? Cuando usted como padre está consciente de que su hijo no sólo tiene mayoría de edad, sino que usted lo ha formado para que esté en capacidad de ejercer su doble condición de individuo y de ciudadano en el marco de los criterios de independencia, de autonomía y de libertad.
De manera que lo primero que tiene que darse en las escuelas y colegios es la formación estructural y luego la formación tecnológica.
  Lamentablemente en nuestro país hemos invertido el proceso y los resultados han sido totalmente desastrosos y dramáticos: sin saber pensar y razonar lógicamente –lo que supone saber hablar, escribir y leer correctamente- se meten a la internet y entonces se perpetúa en ellos la condición de analfabetos funcionales y se agrega a esa condición la de analfabetos tecnológicos y digitales al no saber aprovechar todos los recursos y riquezas que hay en ese mundo, por un lado, y no estar en capacidad, por el otro, de desechar todas las basuras que hay en él de manera simultánea..
  Es hora de que saquemos al libro de esa tan densa y asfixiante soledad que es sinónimo de muerte cultural. La verdadera vida de una sociedad, el progreso y el desarrollo de un país se miden también por lo que es el desarrollo de sus librerías y de sus bibliotecas.
Los libros son un excelso pedestal en los que aparecen expuestas y plasmadas la conciencia de la nación y la conciencia de la humanidad.

No hay comentarios:

Publicar un comentario