15/1/2012
El
Libro y su Soledad
8:54 PM -
El libro juega un papel fundamental en la
vida como sólido y permanente soporte de la educación (o del proceso de
formación integral de la gente) y como ente clave en la reproducción, creación,
recreación, ampliación y desarrollo de la cultura de los pueblos.
Es decir el libro no sólo sirve como fuente
del conocimiento sino como instrumento que vehiculiza y factibiliza la
transmisión efectiva de las tradiciones, de las costumbres y de los valores, en
fin, la transmisión viva, cierta y real de la misma cultura o del fondo
cultural de una sociedad.
Usados de manera creativa los conocimientos
que están en los libros sirven para transformar todo lo que existe. Está claro
que los conocimientos deben utilizarse en la dirección de favorecer y potenciar
el progreso de la humanidad.
Expresión y hechura del lenguaje, el libro
es un perenne puente de comunicación entre el pasado y el presente y a través
del cual se expresa la continuidad y la ruptura en la vida de los pueblos y se
proyecta, desde diferentes perspectivas, el porvenir de la humanidad.
El libro es un mercancía muy sui generis,
cuyo contenido está dirigido al cerebro de la gente. En otras palabras, el
contenido de un libro es el resultado concreto y simbólico de un trabajo
plenamente intelectual, llamado a propulsar el intelecto o la inteligencia de
la gente. Claro en la impresión de un libro se conjugan el trabajo intelectual
y el trabajo manual.
El desarrollo de un pueblo no puede darse
si no se desarrolla la inteligencia de la gente, porque la ciencia y la
tecnología, cuyo contenido se transmite a través del libro, no pueden tener
cabida en aquellos cerebros iletrados e incultos. Pero para que se dé el
desarrollo científico-tecnológico tiene que haber una base
científico-tecnológica en la sociedad o cierta cultura científico-tecnológica
en la sociedad. Ello supone la existencia de una población que razone y piense,
es decir activa y pro-activa en términos educativos y culturales.
Primero tiene que existir el libro,
cincuenta años después de morir el autor o si el autor estando vivo lo permite
después de recuperar los costos de la investigación, de la exposición escrita y
de la impresión del libro, entonces es que se puede publicar, total o
parcialmente, dicho libro en la Internet.
¿Vamos a esperar todo ese tiempo hasta que
un libro sea publicado, parcial o totalmente, en internet para que la gente
se inserte en un proceso de educación o
de formación integral? Jamás. Si esperamos eso entonces ninguna sociedad podrá
desarrollarse.
Pero por más desarrollo que logre la
internet no habrá manera de que el libro desaparezca de la faz de la tierra.
Una misma realidad, la del libro, se presenta hoy, producto de la revolución de
la información y del conocimiento, bajo otra dimensión: lo virtual-real, que es
como aparece el contenido del libro en internet. Pero esta dimensión no
suplanta la dimensión tradicional: lo concreto-real, que es el libro físico en
la realidad de todos los tiempos: ayer, hoy, mañana y siempre.
En una sociedad organizada el canal natural
por el que los libros llegan a los lectores está constituido por las librerías.
También llegan a los lectores a través de las bibliotecas.
Ciertamente el desarrollo cultural y
educativo de un país se mide por el grado de desarrollo de sus librerías y de
sus bibliotecas.
Para que una población se interese por
comprar libros hay que desarrollar en ella, a través de las escuelas, el hábito
o interés por la lectura, y que este hábito se desarrolle de manera
estructural, siendo un elemento constitutivo de los genes culturales de la
sociedad y de la población. Pero también hay que abatir de manera más eficaz y
amplia el lacerante problema de la pobreza extrema y además que la gente pueda
disponer de un mayor poder de compra, lo que supone aumentar el ingreso o PIB
per cápita real.
Para que lo anterior se dé más ampliamente
necesitamos construir una sociedad menos desigual y menos inequitativa, donde
haya concomitantemente una mejor distribución de las oportunidades para que la
gente crezca y se desarrolle social y culturalmente.
A la gente que no tiene resuelto el
problema de la subsistencia no se le puede pedir que compre libros.
El hecho cierto es que las librerías
dominicanas son víctimas del aislamiento y de la soledad que la sociedad le ha
decretado, en su diario trajinar, al libro: situación que al hacerlas
languidecer las coloca en la ruta forzada e indeseada de la extinción.
¿Pero esta terrible situación es
consecuencia directa de que el libro físico ha sido sustituido por la lectura
en internet?
No. En sociedades como la brasileña, la mexicana,
la argentina, la colombiana, la chilena, la venezolana, etc…, el uso de la
internet, que está ene (n) veces más extendido y usado de manera mucho más
profusa que en la República Dominicana, la lectura en la internet no ha
sustituido la lectura del libro físico. Es decir el libro físico sigue
comprándose y usándose de manera abundante, lo que da cuenta de la existencia
de un mercado del libro robusto y gigante.
Esos países que celebran, cada año, ferias
del libro gigantescas, que son verdaderas ferias, la gente acude en masa a
comprar libros, llevándose maletas enteras de libros.
Lo que pasa es que esas sociedades, a
diferencia de la dominicana, tienen una realidad educativa, cultural y
científica que da cuenta de que crearon la base en la sociedad para que la
población, la gente, en otras palabras, se interese por la lectura. Este
problema, que corresponde a la agenda de la premodernidad, esas sociedades lo
resolvieron hace tiempo. Han creado los genes culturales que hacen que la gente
sea proclive a la lectura, que haya un sempiterno interés por la lectura:
hambre y sed insaciables de conocimientos.
El problema económico y social también está
de por medio entre esas sociedades y la nuestra.
Otra cuestión es que en cada escuela
pública y en cada colegio privado tiene que haber una biblioteca. Aparte de
eso, en cada municipio tiene que haber una biblioteca pública. Hay que sembrar el país de bibliotecas.
Cada escuela pública es construida con un
espacio para una biblioteca. Sólo falta que el Ministerio de Educación llene de
libros esos espacios para las bibliotecas. De la misma que el Ministerio de
Educación no debe permitir, jamás, que un colegio privado funcione sin
biblioteca. A los colegios privados hay que someterlos al imperio de la ley.
Desde las entrañas mismas del proceso de
formación integral de un niño, a partir de pre-primaria, hay que crear las
bases para desarrollar una relación simbiótica, de permanente amistad, entre el
niño y el libro. Y luego, en las etapas posteriores y supremas del proceso
educativo, hay que producir un
estudiante que piense y razone de manera lógica, es decir que sepa hablar,
escribir y leer correctamente: que tenga en el cerebro las claves y los códigos
del razonamiento lógico.
Un estudiante así, formado, se puede lanzar
a las redes, a veces inescrutables, de la internet sin correr el riesgo de
deformarse. Ese estudiante está preparado para navegar solo en los mundos
abiertos e inmensos de la internet. Se puede establecer un símil con un hijo.
¿Cuándo usted como padre permite que su hijo incursione por los mundos de la
vida? Cuando usted como padre está consciente de que su hijo no sólo tiene
mayoría de edad, sino que usted lo ha formado para que esté en capacidad de
ejercer su doble condición de individuo y de ciudadano en el marco de los
criterios de independencia, de autonomía y de libertad.
De manera que lo primero que tiene que
darse en las escuelas y colegios es la formación estructural y luego la formación
tecnológica.
Lamentablemente en nuestro país hemos
invertido el proceso y los resultados han sido totalmente desastrosos y
dramáticos: sin saber pensar y razonar lógicamente –lo que supone saber hablar,
escribir y leer correctamente- se meten a la internet y entonces se perpetúa en
ellos la condición de analfabetos funcionales y se agrega a esa condición la de
analfabetos tecnológicos y digitales al no saber aprovechar todos los recursos
y riquezas que hay en ese mundo, por un lado, y no estar en capacidad, por el
otro, de desechar todas las basuras que hay en él de manera simultánea..
Es hora de que saquemos al libro de esa tan
densa y asfixiante soledad que es sinónimo de muerte cultural. La verdadera
vida de una sociedad, el progreso y el desarrollo de un país se miden también
por lo que es el desarrollo de sus librerías y de sus bibliotecas.
Los libros son un excelso pedestal en los
que aparecen expuestas y plasmadas la conciencia de la nación y la conciencia
de la humanidad.
El Nuevo Diario
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