Orlando Gil
orlandogil@codetel.net.do
EL MOVIMIENTO
Una agencia de
prensa internacional llamó a su corresponsal en el país intrigada por su falta
de información, o reporte, sobre el fuerte movimiento que existe en demanda de
amnistía para los haitianos que viven ilegalmente en territorio dominicano. El
interpelado, como hay que suponer, reaccionó extrañado. No supo en un primer
momento a qué se refería su superior, aunque luego cayó en la cuenta y recordó
el pronunciamiento de la encargada del PNUD. No existía un movimiento, y mucho
menos fuerte, a favor de los haitianos
indocumentados, sino la opinión de una extranjera que la había emitido como
representante de un organismo multilateral. El hecho parece una anécdota, y de
seguro que muchos lo tomarán así. Pero la verdad que no, que es algo más.
Revela que afuera se conocen situaciones que aquí ni siquiera se sospechan, y
que cuando Valerie Julliand hizo su planteamiento no fue tan mosquita muerta
como aparentó. Sabía lo que había, pero sobre todo lo que venía. Lo de ella fue
la punta del iceberg...
LO OFICIOSO
La información que
circula en el exterior no proviene de agencias establecidas, que no podían más
que dar cuenta de las declaraciones de la encargada del PNUD en República
Dominicana, sino de reportes oficiosos de ONG’S con gran penetración en los medios
de prensa extranjeros. Estas entidades se ocupan de suplir material o de
manipularlo a su conveniencia, sucediendo ñen ocasionesñ que sorprenden a
organismos, publicaciones y cadenas de televisión más avisados. Están
organizadas, pero muy organizadas, y disponen de financiamiento sin límite. De
manera que no hay que perderse en lo claro, ni cambiar de espejuelos para ver
lo que es evidente. Pues no solo habló la señora Julliand, sino que por estos
días, sin que nadie sepa quién puso ese huevo, se apareció un sociólogo o
historiador haitiano diciendo lo mismo, aunque con una fórmula más expedita: la libre circulación
por la frontera. Se dirá que fue una casualidad que por los mismos días se
dijeran cosas parecidas. Quienes quieran chuparse los dedos, tienen todo el
derecho, pero que no esperen que todos los dominicanos hagan el papel de tontos útiles...
LIBREMENTE
Si se puede
circular libremente por Dajabón, sea en vehículo por el puente o refrescándose
los pies en las aguas del Masacre, e igual en tierra por Jimaní, quiere decir
que no hay frontera. Si no hay frontera la deducción es más fácil que la que
podría hacer Watson, el ayudante de Sherlok Holmes: el territorio seguiría
siendo una isla, pero no con dos repúblicas, puesto que si se va de aquí para
allá y de allí para acá sin papeles y ningún tipo de control, es porque
sencillamente es “una e indivisible”. Es decir, que se logra el cometido sin
tirar un tiro ni matar a nadie. Sin héroes ni mártires. Como si fuera la más
prodigiosa de las fábulas. ¿Y dónde estuvo este Joseph Baptiste? Se tienen años
discutiendo el problema y nadie daba con la fórmula perfecta. ¿Por qué aparece
ahora con una sabiduría que rivaliza con Salomón y encuentra el terreno abonado
nada más y nada menos que con la representante de los poderes que hasta ahora
no han podido imponer su designio? Debieran arrancar los hitos que marcan la
división y colocar en cada uno una pequeña estatua de este salvador de la
isla...
COMO SI NADA
Lo peor de todo
este asunto es que estas afrentas se producen como la cosa más natural del
mundo y ni las autoridades ni las
fuerzas vivas reaccionan. Los extranjeros marcan las pautas en
cuestiones esencia-les, como la integridad y la soberanía de la República, y no
se considera una ofensa. Toman confianza y todo se les permite. Incluso, hay
quienes tienen el tupé de atribuir esa falta de virilidad de gobierno y
pueblo al proceso de transición. La transición ahora es como Navidad y
Semana Santa, que todo se deja para después. De ser así, hay que esperar que
con este problema de la migración o de
los haitianos se haga lo que nunca se ha hecho: poner cada cosa en su lugar.
La solidaridad es buena y hay que mantenerla.
La convivencia es necesaria y debe preservarse. Lo que no puede permitirse es
que, como se dice en los campos, les “cojan los huesos” a los dominicanos y
cualquier salta pa’trás tenga vía franca para decir todo lo que le venga a la
boca, agraviando una nación y a su gente que se afanan cada día en construir un mejor destino. Y que no es lo que hacen los
habitantes del otro lado, ni los detractores de oficio...
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